¿Qué es el trastorno bipolar?

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Teresa Calvo

Psicóloga Colegiada nº: CM02885

El trastorno bipolar es una condición de salud mental que provoca cambios intensos en el estado de ánimo, la energía y la capacidad para funcionar. No se trata de simples altibajos emocionales como los que cualquier persona puede experimentar, sino de oscilaciones extremas que van desde periodos de euforia o irritabilidad intensa (episodios maníacos o hipomaníacos), hasta momentos de profunda tristeza, desesperanza o fatiga (episodios depresivos).

Lo más importante al hablar del trastorno bipolar es romper con la idea errónea de que una persona con este diagnóstico “cambia de humor todo el tiempo sin razón”. En realidad, estas fases pueden durar días, semanas o incluso meses, y afectan profundamente el pensamiento, el comportamiento y la toma de decisiones. No son reacciones exageradas a los eventos del entorno, sino síntomas de una alteración biológica y neuroquímica que necesita atención profesional.

Tipos de trastorno bipolar

Existen distintos tipos de trastorno bipolar, y aunque comparten algunos síntomas, se diferencian por la intensidad, duración y combinación de los episodios:

  1. Trastorno Bipolar Tipo I

Este tipo se caracteriza por la presencia de al menos un episodio maníaco que haya durado al menos una semana (o menos si ha requerido hospitalización). Estos episodios pueden estar precedidos o seguidos por episodios depresivos. Es el tipo más conocido y también el más severo en cuanto a impacto funcional.

Durante una fase maníaca, la persona puede sentirse invencible, hiperactiva, hablar rápidamente, tener pensamientos acelerados y comportarse impulsivamente, lo cual puede llevar a consecuencias graves: gastos excesivos, decisiones laborales imprudentes o conductas sexuales de riesgo. Aunque parezca que está «de buen ánimo», en realidad su juicio está alterado y puede estar en peligro.

  1. Trastorno Bipolar Tipo II

A diferencia del tipo I, en este caso no se presenta manía sino hipomanía, una versión más leve de la manía. Las personas con bipolar tipo II experimentan episodios depresivos más frecuentes y profundos, intercalados con fases de hipomanía que pueden incluso pasar desapercibidas o parecer productividad intensa.

Este tipo es muchas veces mal diagnosticado como depresión mayor, ya que los episodios hipomaníacos no siempre se reportan o se reconocen como parte del trastorno.

  1. Trastorno ciclotímico

En este subtipo, la persona experimenta múltiples periodos de síntomas hipomaníacos y depresivos durante al menos dos años, sin que estos lleguen a cumplir los criterios completos de un episodio de manía o depresión mayor. Aun así, genera un sufrimiento significativo e interfiere en la vida personal, social y laboral.

  1. Otros tipos

Existen también formas no especificadas o inducidas por sustancias (como drogas o medicamentos), así como trastornos bipolares relacionados con otras condiciones médicas. Estos casos requieren un abordaje muy individualizado.

Síntomas del trastorno bipolar

Entre la euforia y el abismo

El trastorno bipolar se manifiesta a través de tres tipos principales de episodios: maníacos, hipomaníacos y depresivos. Cada uno de ellos tiene síntomas distintivos, y conocerlos es fundamental para detectar la condición a tiempo.

Episodio maníaco: energía fuera de control

Durante un episodio maníaco, la persona experimenta un estado de ánimo anormalmente elevado o irritable, junto con un aumento excesivo de energía. Algunos de los síntomas más comunes son:

  • Habla acelerada y sin pausas.
  • Pensamientos rápidos o ideas que saltan de un tema a otro.
  • Menor necesidad de dormir (puede dormir 2-3 horas sin sentirse cansado).
  • Comportamiento impulsivo o de riesgo: gastar grandes cantidades de dinero, iniciar proyectos sin planificación, consumo de drogas, conductas sexuales sin protección.
  • Grandiosidad o sensación exagerada de autoestima (por ejemplo, creer que tiene habilidades especiales o misiones importantes).

Estos episodios suelen durar al menos una semana y afectan gravemente la vida de la persona. En algunos casos, puede incluso haber síntomas psicóticos como delirios o alucinaciones.

Episodio hipomaníaco: el riesgo camuflado

La hipomanía comparte síntomas con la manía, pero en menor intensidad. No hay delirios ni pérdida completa de la realidad, y muchas veces la persona puede seguir funcionando en su vida laboral o social. De hecho, algunas personas se sienten más productivas o creativas durante estas fases, lo que puede dificultar su identificación como parte de un trastorno.

Sin embargo, la hipomanía no debe subestimarse: si no se trata, puede derivar en episodios depresivos intensos o desencadenar una manía completa.

Episodio depresivo: más allá de la tristeza

La fase depresiva del trastorno bipolar es similar a la de la depresión mayor, pero forma parte del ciclo bipolar. Los síntomas incluyen:

  • Estado de ánimo bajo casi todo el día, durante al menos dos semanas.
  • Fatiga constante y pérdida de energía.
  • Pérdida de interés o placer en actividades habituales.
  • Dificultades para concentrarse o tomar decisiones.
  • Cambios en el apetito y en los hábitos de sueño.
  • Pensamientos de culpa excesiva, desesperanza o incluso ideación suicida.

Este periodo es muchas veces el más largo y debilitante para la persona, y puede provocar un aislamiento profundo, pérdida de empleo, conflictos familiares o incluso hospitalización si no se recibe tratamiento adecuado.

¿Cómo afecta el trastorno bipolar a la vida cotidiana?

Las consecuencias invisibles

El trastorno bipolar no solo se manifiesta en los episodios de manía o depresión, sino también en los periodos de “interfase” o estabilidad aparente. Aún en esos momentos, muchas personas lidian con ansiedad, dificultades para planificar su vida o miedo constante a recaer.

En el entorno familiar o laboral, el trastorno puede generar malentendidos, ya que las conductas durante una fase maníaca (como hablar de forma agresiva o hacer promesas irrealistas) pueden ser malinterpretadas como irresponsabilidad o desinterés. Del mismo modo, una fase depresiva puede parecer desgano o pereza a ojos de quien no comprende el trastorno.

Además, el diagnóstico a menudo se retrasa. En promedio, una persona puede tardar entre 5 y 10 años en recibir un diagnóstico correcto desde el inicio de los síntomas, especialmente si primero aparecen síntomas depresivos y no se identifican episodios hipomaníacos.

El tratamiento: clave para recuperar el equilibrio

El trastorno bipolar es una condición crónica, pero sí se puede tratar. El tratamiento combina generalmente medicación estabilizadora del ánimo (como litio, anticonvulsivos o antipsicóticos) con psicoterapia. La psicoeducación, tanto para la persona diagnosticada como para su entorno, es fundamental para mejorar la comprensión y la prevención de recaídas.

Llevar una rutina de sueño estable, evitar sustancias como el alcohol o las drogas, y contar con una red de apoyo son pilares básicos del manejo cotidiano del trastorno.

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